Capuchinos
Según la leyenda, después de la Batalla de Viena de 1683, los vieneses prepararon café usando los sacos abandonados por los turcos y, para suavizar su fuerte sabor, añadieron crema y miel, obteniendo un color similar al del hábito de los capuchinos.
Kaldi y las cabras danzarinas
La leyenda etíope más famosa cuenta que un pastor llamado Kaldi notó que sus cabras se ponían a saltar de manera extraña tras comer unas bayas rojas de un arbusto. Kaldi probó las bayas y también sintió euforia. Un monje de un monasterio cercano experimentó con las bayas y descubrió que ayudaban a permanecer despierto durante las oraciones nocturnas. Así habría nacido el café.
El Café Prohibido de la Meca
En el siglo XVI, las autoridades religiosas de La Meca prohibieron el café porque la bebida “estimulaba el pensamiento radical y la socialización”, considerándolo peligroso para el orden público. La prohibición fue revertida, pero contribuyó a la mística del café como bebida de reunión e inspiración intelectual.
La Taza de Napoleón
Se dice que Napoleón Bonaparte tomaba tanto café que, antes de cada batalla, pedía una taza tan fuerte “que pudiera disolver una herradura de caballo”. Por supuesto, esto es exageración… ¡pero el mito permanece!
Café y los poetas malditos
En París, los cafés del siglo XIX y XX eran refugio de poetas y artistas. Se cuenta que Charles Baudelaire mezclaba café con absenta para “inspirarse”, y que Verlaine y Rimbaud escribían versos en servilletas de café, haciendo apuestas de quién lograba el poema más intenso en menos tiempo.
La absenta (apodada la Fée Verde, Hada Verde o Diablo Verde) es una bebida alcohólica de entre 45 y 90 % de alcohol. Elaborada con ajenjo, anís e hinojo. La mejor manera de beber absenta es diluirla con agua vertiéndola sobre un terrón de azúcar. A finales del siglo XIX, era la bebida espirituosa más popular en Europa, consumida por todas las clases sociales. Artistas como Van Gogh, Degas, Picasso, y Toulouse-Lautrec la representaron en sus obras.
El Barista Samurai
Una leyenda urbana moderna en Tokio dice que un barista perfeccionó tanto el arte del vertido de leche (latte art) que podía dibujar cualquier kanji, retrato o escena famosa en la espuma, sólo observando brevemente al cliente. Se le atribuyen “duelos” amistosos con otros baristas, donde el perdedor debía beber espresso triple de un solo trago.
El café y la caza de brujas en Europa
En la Inglaterra puritana del siglo XVII, algunas sectas religiosas afirmaban que el café era “la bebida del diablo”, porque en las casas de café se discutían ideas revolucionarias y se criticaba al gobierno. Hubo campañas para prohibirlo… ¡pero ninguna tuvo éxito!
La maldición del barista distraído
Entre baristas se cuenta que, si sirves un espresso con el “shot” sobre-extraído (demasiado amargo) y el cliente lo toma sin quejarse, tendrás mala suerte ese turno. Por eso, muchos baristas expertos prueban un poco de cada lote antes de servirlo, ¡por si acaso!