Bitcoin no tiene una capacidad sobresaliente para procesar miles de transacciones por segundo (TPS). Solo gestiona 7 TPS, mientras que Ethereum solo gestiona entre 15 y 20 TPS en un buen día.

Este problema de diseño, conocido como “problema de escalabilidad”, nos deja solo con dos opciones para sortear el problema: actualizar la blockchain (algo difícil y hasta imposible) o diseñar una estructura que opere sobre la misma.

Aunque cada cierto tiempo las blockchain se deben actualizar para fortalecer sus puntos débiles y optimizar su funcionamiento. No es cómun que se introduscan cambios drasticos.

Las dos soluciones de capa 1 más comunes son:

  1. Cambios en el protocolo de consenso.
  2. Fragmentación.

A la segunda opción, se les denomina protocolos de capa 2, es decir, un software diseñado sobre la tecnología subyacente a la blockchain (entiéndase Bitcoin o Ethereum). Un nuevo protocolo que amplia las capacidades/posibilidades del protocolo original, sin necesidad de introducir cambios a este, por el consiguiente problema de esperar a que estos cambios sean aceptados.

Los podemos definir como protocolos que permiten realizar transacciones entre pares fuera de la red, es decir, no se registran en la blockchain original. Lo que se conoce como operaciones off-chain o fuera de la cadena. Esto permite hacer transacciones instantáneas y económicas, al no depender de un tercero como un minero.

Estos protocolos de capa 2 utilizan algún tipo de contrato inteligente, para permitir que 2 participantes pueden interactuar directamente entre sí sin enviar nada a los mineros.

Existen a grandes rasgos dos tipos de protocolos de segunda capa:

  1. Canales de estado (state channel),
  2. Cadenas laterales (sidechain).